Número 35
24 rado, de distinguidos exiliados republica- nos como Juan Comas, Ángel Palerm, José Luis Lorenzo, o de los distintos exilios lati- noamericanos, como Rodolfo Puiggrós (ar- gentino), Enrique Valencia (colombiano), Carlos Navarrete (guatemalteco), Stefano Varese (peruano) e incluso estadouniden - se, como Mauricio Swadesh. La ENAH era un espacio político en el que tenía lugar una confrontación directa con el Estado mexicano, no sólo por la par - ticipación de muchos de sus estudiantes en los movimientos sociales de la época que desembocan en el movimiento estudiantil de 1968, hasta su culminación represiva en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, hace 46 años, y por la presencia del Partido Comunista Mexicano y otras organizacio- nes revolucionarias de variada naturaleza, sino también por la acalorada reacción y debate del alumnado frente a lo que con- siderábamos como las corrientes oficia - listas de la antropología, representadas en muchos casos por algunos de nuestros profesores que trabajaban en las institu- ciones del Estado. La antropología social y la etnología mexicanas se desarrollan muy ligadas al estudio de la alteridad. Forjando Patria (1916) , obra clave de Manuel Gamio, padre fundador de la antropología mexicana, se refería al impacto negativo de las “peque - ñas patrias” en el proceso de construcción nacional del México postrevolucionario. Se va conformando institucionalmente, sobre todo a partir de la reunión en Pátzcuaro en 1940, la corriente asimilacionista /inte - gracionista del indigenismo. Frente a este indigenismo y la perspectiva de considerar a la antropología como “ciencia del buen gobierno” (Gamio), reacciona un sector de estudiantes que proponen una antro- pología comprometida o militante, y que paralelamente también se deslinda de la Foto de archivo El Universal
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=