Número 31

7 to me da pie para hablar desde mi propia experiencia y relación con el autor. El año 1993, conocí al doctor Gregorio Sosenski en la Facultad de Filosofía y Le- tras de la UNAM por mediación de Susy -su hija- a quien había tratado como dis- tinguida alumna de la licenciatura en Es- tudios Latinoamericanos. Ella me pidió que le permitiese una entrevista formal a su padre, dada mi condición de coordina- dor del posgrado de la misma área en ese momento. Por otra vía, la de las redes del exilio latinoamericano, me informé de que el padre de Susi era un prestigiado médico argentino nacionalizado mexicano y que había emprendido un quinquenio atrás una nueva aventura académica a más de medio siglo de su existencia: la licenciatura en historia gracias al programa de educa- ción a distancia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Llegó el día y hora del encuentro con Gregorio, dialogamos y hubo empatía mutua. Gregorio quería una opinión sobre su interés en seguir la maes- tría en estudios latinoamericanos y se la di, su prospecto personal prometía, conside- rando su experiencia y su sensibilidad po- lítica cribada al paso por algunos países de la región, así como sus variadas y copiosas lecturas. Lo anterior, había potenciado la calidad de su segunda carrera profesional en plena madurez, solventando su deseo de profundizar sus conocimientos y sobre todo la investigación histórica en la maes- tría. Lo favorecieron además su modo dis- ciplinado de investigar, ordenar y clasificar sus materiales académicos en el área de medicina, ahora proyectados sobre un ho- rizonte caro a las disciplinas humanísticas. Le fascinaba la historia latinoamericana y quería seguir estudiando, investigando, afilando su crítica sobre la historiografía oficial mexicana. Gregorio, al ingresar al posgrado tenía ya la idea de investigar la vida del General Francisco J. Múgica, centrándose en su « exilio » político durante el régimen de Ávi- la Camacho. Me tocó acompañarlo como su asesor de tesis. Gracias a Gregorio des- cubrí a este personaje político tan crítico y cercano a la fibra popular, entre la revo - lución mexicana y la institucionalización priista. Múgica había sido casi borrado por completo por la historiografía oficial de la Revolución mexicana. Y Gregorio preten- día darle la visibilidad y el lugar que con- sideraba, le había sido escamoteado, entre las fobias políticas de sus adversarios con poder y el desdén reiterado de los acadé- micos seducidos por seguir las huellas e itinerarios de los grandes y legitimados caudillos de la Revolución. La pasión de Gregorio por biografiar a Múgica fue desbordante, quizás lo que más le costó procesar autocríticamente al autor fue su propia idealización del personaje. Exploró paralelamente a su biografiado la historia social de Baja California Sur, General Francisco J. Múgica http://www.nevadaobserver.com

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