Número 31

18 fundamental e inmediato remite a las con- diciones particulares y materiales de vida de los pueblos. Con este cambio, se pasa de las repre- sentaciones de la vida cotidiana al reflejo de una realidad social, económica y cul- tural, que agrega a sus pinturas un valor etnográfico y político además del propia - mente estético o artístico. Esta forma de expresión se traduce en una mayor demanda por parte de los com- pradores, que ven ahora en las artesanías una obra de “arte étnico”. A través de su pintura, los autores no sólo presentan la conservación de sus tradiciones, sino las condiciones socioeconómicas adversas. Cambios recientes en la pintura sobre papel de corteza, abordan realidades no naturalistas o costumbristas, sino realida- des de vejación o imposición de las cuales los pueblos nahuas de Guerrero no están exentos; su expresión pictórica se traduce en un espacio de reflexión sobre las injusti - cias que viven no sólo ellos, sino las clases depauperadas de nuestro país. Un calendario actual La representación pictórica de la cotidia- nidad indígena en los papeles de corteza sufrió una profunda transformación en el año de 1990, cuando se intentó imponer la construcción de una presa hidroeléctrica en las cercanías del pueblo de San Juan Tetelcingo, Guerrero. Años después, las imposiciones en materia de iniciativas que implican afectación ambiental en nuestro país y en América Latina se han vuelto ominosamente frecuentes. En el caso de la presa de San Juan Tetelcingo, el proyecto, incolsulto como suele ser regla, amenaza- ba con la desaparición de 24 comunidades y la reubicación de casi 50,000 habitantes. Ante la perspectiva de ser despojados de las tierras que les pertenecen desde va- rias generaciones, los habitantes de estas comunidades se organizaron en oposición a la construcción de la presa, formando Portada

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