Número 30
17 Christian Duverger. Foto María Luisa Severiano / La Jornada “Bernal hay deformación” (pág. 136) y “se pueden encontrar incoherencias y contra- dicciones” (pág. 141-142) y aun un lengua- je críptico, que hace necesaria la existencia de exégetas que ayuden a entender no sólo la narrativa, sino -y lo más importante- las realidades que describe (cfr. Pág. 140). Y en particular, la narrativa de Bernal a más de revelar una inconmensurable ambición de notoriedad y deseo de glo- ria donde no pierde la ocasión de situarse en primer plano, presenta pasajes en que no hay duda de que miente (pág. 155), en que gasta muchas páginas en los “pleitos sobre el reparto de indios y metales pre- ciosos” (pág. 154) o en el actuar de Cortés resolviendo las dificultades de gobierno a fuerza de soborno (pág. 154), o respecto a la primera audiencia, que con su confor- midad con los reclamos de los conquista- dores casi provocó el “despoblamiento de la tierra” (154). Ante esos contrastantes contenidos narrativos en la obra de Bernal, Iglesia señala que las notas heroicas son uno de sus méritos distintivos, pues no sólo al- canzan a los españoles sino a los propios indios que están siendo vencidos (pág. 156), donde queda de manifiesto, según la interpretación de nuestro historiador, el sincero deseo de decir la verdad, don- de “su ingenuidad permite señalar muy bien cuando deforma algún hecho” (pág. 156) máxime cuando declara sus fuentes donde una de las más importantes es su propia experiencia, o que lo vio en una carta o escuchó o le fue referido por al- gún soldado (pág. 157). Y qué más decir, cuando el propio Iglesia manifiesta que aligeró la edición de Díaz del Castillo que estaba preparando -y que no es extraño que en otras así haya sucedido- “un tanto, porque Bernal es muy redundante y se re- pite más de la cuenta (pág. 157).
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=