Número 30

13 hasta ahora había anunciado o sugerido. Puede ser un buen intento novelesco, pero no como para pagar poco menos de cua- trocientos pesos y descubrir aquel intento. Desistí de su lectura en aquel momen- to. Pero los provocadores no faltan. Y otra vez en una librería de Porrúa lo volví a ver en la mesa de novedades. De nueva cuen- ta lo hojeé, terminé por comprarlo, junto con otros libros, tanto porque el precio era algo menor al que lo ofrecían en la librería del Fondo de Cultura Económica como por que me habían dicho que se iba a discutir en la ENAH. Así que bajo esas circunstancias no sólo lo compré, sino que lo comencé a leer con cierto cuidado espe- rando encontrar algunas novedades inter- pretativas sobre Bernal Díaz del Castillo y los contenidos de la Historia , porque pese a lo que digan muchos sabios e ilustres his- toriadores, sobre todo en cuanto al entra- mado de la narrativa, a mí dicha obra me sigue inquietando mucho,  pues en buena parte de ella descansa, se apoya y proyecta fundamentalmente la condena del mun- do prehispánico, por su “barbarie”, por su “salvajismo”, por su “inhumanidad y cruel- dad”. Los sacrificios humanos, más que ser actos “rituales” inscritos en “un calendario demoniaco” como ya había asentado Mo- tolinia o fray Bernardino de Sahagún, eran canibalismo puro, tal y como lo prescribie- ron los reyes de España cuando daban las Instrucciones a Hernán Cortés sobre el trata - miento de los indios y recaudo de las Reales Hacienda (1523). Así mismo, porque por las relaciones e infor-

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