Número 29
30 Alta traición No amo mi patria. Su fulgor abstracto es inasible. Pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos, cierta gente, puertos, bosques de pinos, fortalezas, una ciudad deshecha, gris, monstruosa, varias figuras de su historia, montañas -y tres o cuatro ríos. Presencia ¿Qué va a quedar de mí cuando me muera sino esta llave ilesa de agonía, estas pocas palabras con que el día, dejó cenizas de su sombra fiera? ¿Qué va a quedar de mí cuando me hiera esa daga final? Acaso mía será la noche fúnebre y vacía que vuelva a ser de pronto primavera. No quedará el trabajo, ni la pena de creer y de amar. El tiempo abierto, semejante a los mares y al desierto, ha de borrar de la confusa arena todo lo que me salva o encadena. Más si alguien vive yo estaré despierto. Asimismo, la obra de Gelman, marcada por el exilio y las desapariciones forzadas producidas por la dictadura argentina ini- ciada en 1976, nos sorprende por su crude- za, lo que ha convertido en lectura impres- cindible para todos aquellos interesados en la historia reciente latinoamericana. Algu- nas de ellas son: Violín y otras cuestiones (1956); Gotán (1962); Relaciones (1973); Hechos y relaciones (1980); Anunciaciones (1988); Ni el flaco perdón de Dios/Hijos de desaparecidos (en coautoría con Mara La Madrid, 1997); Oficio Ardiente (2005): Hoy (2013), entre otras. José Emilio Pacheco
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