Número 29
10 mapuche) de los territorios mapuche de Truf Truf (región de la Araucanía) y Pilmaiken (región de los Ríos), junto a las consecuencias materiales y pre- sidio en el caso de las machi Millaray Huichalaf, Francisca Linconao, y los machi Tito Cañulef y Celestino Córdo- ba. Estas situaciones parecen esconder algo más que el aumento de los casos de mapuche criminalizados y encarce- lados en situación de protesta social, toda vez que estos nuevos prisioneros políticos son autoridades espirituales y de salud para el pueblo mapuche. El trato del Estado chileno por me- dio de sus políticas de “seguridad” y de salud se ha focalizado en la perse- cución y en la incorporación de machi al sistema de salud oficial chileno me - diante la promoción de centros de sa- lud “interculturales”, resaltándolas en su rol de curación exclusivamente, re- funcionalizándolas y “esterilizándolas” de su contexto, su rol social y espiritual en el territorio. Así, es entre aquellas y aquellos machi que no se encuentran “esterilizados” o incorporados a las po- líticas de “interculturalidad en salud”, donde ha recaído una persecución que incluye allanamientos, golpes y encar- celamientos a partir de enero de 2013. Ambas formas de concebir a las au- toridades tradicionales mapuche –re- funcionalizadas o criminalizadas- for- man parte de una nueva estrategia de “seguridad” del Estado chileno y su clase dirigente en contra de quienes representan justamente una síntesis de la relación socioespiritual y mate- rial mapuche con el territorio en tanto proceso vivido en la mapu (tierra), sus- tento material intervenido, usurpado y parcializado a sangre y fuego a partir de 1861. Territorio invadido militar- mente y saqueado productivamente. Las y los machi cumplen un rol muy importante para la sociedad ma- puche. Se trata de autoridades espiri- tuales con una vinculación material y espiritual con el territorio y la comu- nidad como fundamento de la cultura y el ser mapuche. El vínculo por exce- lencia con el lof o la comunidad es a partir de la terapéutica en territorio, donde se origina la enfermedad y se materializa la sanación con la familia del enfermo, reproduciendo relacio- nes sociales vitales entre las familias y la comunidad, dinamizando así la vida colectiva y la cosmovisión. Son poseedoras de un lugar sagrado y privilegiado ( rewe) que les permite la conexión con las divinidades y fuerzas ( newen ) del territorio en un sentido amplio (material e inmaterial) lo que les posibilita una función de liderazgo espiritual y terapéutico por medio de la presencia de sus poderes que les son característicos y por los cuales se les conoce. Es decir, posibilitan el equili- brio socio-espiritual de la comunidad, teniendo así una función trascenden- tal en la salud colectiva mapuche que en la actualidad convive con la tera- péutica oficial en los mismos territo - rios rurales y en los espacios urbanos. Machi terrorista La machi se vuelve de importancia crí- tica para los procesos de recuperación territorial y demanda de autogobierno al ser su preocupación el territorio, la diversidad natural del mismo ( itrofij - mongen ), las personas y sus relaciones, por lo que fortalecen esos procesos desde las dimensiones espirituales y políticas que ellas lideran a partir de continuos y complejos análisis de la si- tuación de las comunidades y sus inte- grantes. Desde la época de guerra con la corona, las y los machi han tenido un papel preponderante en la defensa del territorio y en el apoyo a procesos sociopolíticos y culturales mapuche, incluyendo su intervención en los es- cenarios de agresión que ha experi- mentado la formación social mapuche, primero con España y luego con Chile. A partir de este posicionamiento social, las agencias y dispositivos de
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