Número 28

9 impostergable tema del fin de la era del pe - tróleo barato pues, si eso queda suficiente - mente claro, podríamos darnos cuenta de que si ampliamos ahora la generación de energía eléctrica mediante las energías re- novables estaremos ahorrando y por ende regalando un maravilloso recurso (el pe - tróleo barato) a las generaciones futuras. Cada barril de petróleo que no extraiga - mos ahora podrá venderse 10 o 100 veces más caro cuando el fin de la era del petró - leo barato se haya establecido. Tomar en cuenta eso nos permitiría pensar otra reforma energética que se en - caminase verdaderamente en la dirección de la sostenibilidad y permitiría un mejor futuro para nuestros hijos. No será privatización sino transnacionalización Tiene razón la administración de Enrique Peña Nieto. La reforma energética (real - mente de la producción petrolera) propues - ta por ellos no es una privatización... lo que generará será una transnacionalización. La diferencia entre estos términos es muy precisa: en la privatización los bienes del Estado se transfieren a los particula - res con el objeto de que los administren y quede atrás el monopolio estatal de los mismos. Dicho procedimiento en México lo conocemos muy bien pues se aplicó con enjundia durante el salinato, favoreciendo el establecimiento del libre mercado a la Milton Friedman (cuyos Chicago Boys na - cionales ocuparon puestos de gran relieve en la administración mexicana), ese que no ha conducido sino al empobrecimien- to creciente de la mayoría de la población mientras las variables macroeconómicas mejoran y el gran capital se acumula cada vez en menos manos. En la transnacionalización los bienes del Estado se entregan a las grandes em- presas transnacionales para que los explo - ten y administren y, al final, regalen algo de sus ganancias (vía impuestos, esos que en México casi se condonan a las grandes corporaciones) a las naciones que les per- miten la explotación de sus recursos. Es muy evidente que la reforma ener - gética de Peña Nieto no será una privati - zación pues en nuestra nación no existen las empresas privadas capaces de realizar las tareas de explotación de los hidrocar - buros en aguas profundas o del Shale gas. Lo que Peña Nieto propone es una trans - nacionalización, fenómeno que es también muy conocido y del cual han aparecido en la prensa reciente varios ejemplos: Con la reforma petrolera de Venezuela (bajo la administración de Carlos Andrés Pérez), lo único que se produjo fue reducir la renta petrolera hasta un 45%, se entregó sobera - nía y amplias franjas de territorio venezo - lano a las transnacionales. En Kazajistán, donde se descubrieron los yacimientos mas grandes de los últimos años, se aso - ciaron con las transnacionales y como en 10 años prácticamente no recibieron uti - lidades, decidieron cancelar los contratos, aunque a un alto costo. En Brasil, cuando su petróleo estaba en manos de las trans - nacionales, tales empresas se llevaban el 90% de la renta petrolera de su país. Es muy evidente que la transnaciona- lización presente en la Reforma petrolera de Peña Nieto deriva del importante inte - rés que tienen las grandes corporaciones petroleras en recuperar su mercado, es por ello que se ha señalado reiteradamen - te: “A la administración salinista de Peña Nieto, le ordenaron desde Washington la urgente privatización de PEMEX, debido a que las transnacionales petroleras cada día batallan mas para conseguir insumos oleos, por la protección de las reservas y la nacionalización del petróleo en los países productores. Según el presidente de la petrolera ENI de Italia, Paolo Sca - roni, las transnacionales petroleras están perdiendo el control de las reservas y la producción de crudo, debido a la nacio - nalización del petróleo en los países pro - ductores. Scaroni sustenta sus argumentos con las siguientes cifras: en los años 70s, las transnacionales petroleras controlaban el 75% de las reservas de crudo y el 80% de la producción, hoy en día las mismas solo controlan el 6% de las reservas y el 20% de

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