Número 28
27 puntos de vista del campesinado indíge- na y mestizo, privilegiando sus tareas de organización, programas y rescate de la memoria de sus luchas. Abrir la posibili - dad a los lectores de las clases subalter- nas de convertirse en autores, publicistas, corresponsales. Fue un indicador de que Labor iba en dirección análoga a la nue - va prensa que Benjamin veía insurgir con fuerza en la URSS. Dicho en las palabras del peruano y director del periódico: Labor se propone exponer y estudiar en esta sección todos los tópicos y manifestaciones de nuestra cuestión agraria. Haremos aquí la historia de todos nuestros movimientos y agi- taciones agraristas, la crítica de sus motivos y resultados. El título de la sección es solo un homenaje a nues- tro más nativo agrarismo. Porque reflejaremos en ella, tanto como la vida de las comunidades indígenas, la situación y reivindicaciones de los peones de las haciendas, de los yanacones, de los arrendatarios, de los campesinos pobres y explotados en general. 11 Hubieron voces emergidas desde otras localidades de adscripción étnica huanca como las de Marcelino Hunuco y Raymun- do Delgado, dirigentes del Centro de Obre - ros y Agricultores de Conopa, en la provin - cia de Jauja, enclavada en la sierra central. Ellos expresaron su protesta antigamonal por el despojo de sus tierras comunales y la detención de uno de sus dirigentes. Inte - resa mostrar en la carta, tres referentes: el primero, más allá de la formalidad, expresó una certeza, que Labor , « auspicia la defen - sa de la raza indígena contra los abusos del gamonalismo y sus agentes»; el segundo, prueba que eran lectores del quincenario y el tercero, muestra adhesión y compro - miso hacia él: Labor ha dado más de una muestra de solidaridad con los trabajadores, como en el caso de la Catástrofe de 11 Mariátegui, “Labor”, Labor, Ver Número 9, pág. 6. Morococha, cuyas consecuencias son de dominio público. Conse- cuentes con nuestros principios de renovación total del orden actual ex- presamos nuestro propósito de cola- borar en algo en la obra de redención en que se hallan empeñados todos los que son nuestros compañeros en la lucha por la justicia social. 12 Dilemas y urgencias del nosotros Considerando que la tendencia dominante del proceso de globalización y de neolibe - ralismo en la medida en que juega un papel corrosivo en el tejido social, debilitando o extinguiendo las formas comunitarias de vida y asociación, la enunciación y praxis del nosotros asume desde la izquierda una orientación revolucionaria o de resistencia política y cultural. La fortaleza o debilidad de tales respuestas e iniciativas, depende en parte de que las dirigencias de los mo- vimientos u organizaciones, no usen como retórica vacua el nosotros, y menos como coartada para encubrir sus excesos autori - tarios. El nosotros acompañado de los sen - tidos y valores de la justicia, la probidad y la libertad se inscribirá como alternativa frente a las democracias. El pensamiento crítico latinoamericano ha dejado en las obras de sus más destaca- das figuras huellas relevantes de enunciar y movilizar al nosotros sin perder objeti- vidad frente a los otros que representan la expoliación, la opresión o la amenaza neo - colonial. José Martí en Nuestra América , su señero ensayo de 1891, no deja disfraz ni simulación en pie, el nosotros queda cristali- no y con norte, con su vino agrio, pero pro- pio, con tradición de resistencia, memoria y voluntad de futuro deseable y posible. Y afirma que el nosotros en clave política no anula las diferencias, sienta las bases de otra unidad, de otra identidad, por ello afirma que: «Con los oprimidos había que hacer una causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores» . Advierte Martí sobre los 12 Ibíd., Véase: Núm. 9, pág. 7.
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