Número 28
23 cultural aspiraba a dinamizarlo, orientar- lo, definirlo y dotarlo gradualmente de organicidad. Hay algo más que pretendía signar a la revista Amauta y al movimien- to alternativo: su horizonte generacional antioligárquico. Dicho en los términos de Mariátegui, Amauta «.es la voz de un movimiento y de una generación », 4 es decir, los intelectuales nacidos entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, los cuales fueron marcados por los gran - des hitos políticos y culturales, y que se expresaron y actuaron como la principal corriente generacional renovadora. Así las cosas, la presencia de los reno - vadores fue al mismo tiempo el espejo de sus antagonistas en el seno del campo inte- lectual real, muy concreto y muy peruano. Sin lugar a dudas, el campo intelectual fue concebido por Mariátegui como un campo de fuerza, en donde los posicionamientos estéticos y de ideas se encontraban en de- sarrollo, vía el camino inevitable de sus contradicciones, de su lógica antagonista. Del lado opuesto, se encontraban las co- rrientes conservadoras, reaccionarias con sus muchas máscaras o etiquetas. Y entre unos y otros, en la zona limi - nar, se encontraban los que no traducían «ideología alguna», así como aquellos que se movían en la formal apariencia de los « rótulos », por lo que ambos también de- berían ser objeto de crítica. Mariátegui escribió: Nos sentimos una fuerza beligeran- te, polémica. No le hacemos ningu- na concesión al criterio generalmen- te falaz de las ideas. Para nosotros hay ideas buenas e ideas malas. 5 Tal adscripción dibujó al nosotros como una fuerza activa en el espacio públi - co, crítica y de combate intelectual. Pero: ¿ qué quiso decir Mariátegui al introducir ese par excluyente y antagonista bueno/ malo que se salía del terreno propiamente gnoseológico? Quizás, pretendía en lugar de dotar a las ideas del movimiento que 4 Ídem . 5 Í dem. animaba de una asfixiante carga moral, recuperar su sentido popular y subversi- vo. Si las ideas buenas por contraste frente a las ideas malas poseen los atributos de la oportunidad, funcionalidad y positividad, coadyuvarían a reforzar el polo ideológi - co, político y cultural en el seno del campo intelectual de su época. Cabe igualmente otra lectura complementaria. Las ideas no son buenas ni malas, es su instrumentali- zación de clase, de élite, lo que les confiere una implicación ético moral. La compara - ción ideológica entre las ideas centrales de la sociedad inca y las de la república semicolonial, revelan sus respectivas car- gas morales por su incidencia positiva o negativa sobre el bienestar popular. En tiempos de Mariátegui, la oligarquía, la burguesía, no se hacían problemas con los Madera de Camilo Blas, Amauta, núm. 28, enero de 1930
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