Número 23

12 7. Una de las cosas que más contribuyó a la con - quista fueron los bergantines; ¿pues a estos quien los condujo a México? ¿Los pocos españoles que vi - nieron? No: los indios auxiliares: luego los españoles venían asociados de muchos indios como llevo dicho. No se piense intento quitar o disminuir a la nación española el mérito, ésta por sí tiene patentadas al mundo acciones de mayor importancia. ¿Qué com - paración tienen entre sí la conquista de Nueva Espa - ña y las heroicas acciones que en el mismo siglo eje - cutó en los Países Bajos el valor español? Estas son muy superiores a aquellas. (3) 5 na por los tártaros: “Conquista que hace un contraste digno de reflexión con las de los españoles en el nuevo mundo, en que por excepción de la regla general, un puñado de hombres llevaba en la punta de la espada sus leyes y costumbres, que impuso a un crecido número de naciones, sin unas ni otras, o muy mal constituidas las pocas que tenían algunos esta- dos”. ¡Qué ligereza en prorrumpir! De qué contrario sentir el P. Acosta, autor del siglo en que se conquistó México, quien se expresó así en su Historia natural y moral de las Indias , pág. 531. “En la Nueva España no es menos averiguado que el ayuda de los de la provincia de Tlaxcala, por la perpetua enemistad que tenían con los mexicanos, dio al marqués D. Fernando Cortés y a los suyos la victoria y señorío de México, y sin ellos fuera imposible ganarla, ni aun sustentarse en la tierra. ¡Quién estima en poco a los indios!” Es digno de leerse este párrafo por ser de autor apreciado aun de los mayores enemigos de la nación mexicana, que quisieran ver extingui- do aun el nombre mexicano, por principios que contradicen al espíritu verdaderamente cristiano con que han procurado nuestros soberanos conservar nación que en la historia del mundo debe ladearse con los egipcios y griegos. Mejor pluma que la mía ha demostrado todo esto en su Historia antigua de México [se refiere a la de Francisco Javier Clavijero] 5  (3) El pasaje de los españoles conducidos por Juan de Oso- rio y Gabriel de Peralta para invadir la principal isla de las que componen la provincia de Zelanda, no tiene semejante en la historia; atravesar un brazo de mar a vista del ejército y amada enemiga, venciendo a un mismo tiempo las impetuo- sas olas, me parece excede a cuanto se ejecutó en América, 8. Tan lejos está de que la conquista de México manifieste a los indios bárbaros, que en la historia de España hay un ejemplar muy semejante: ¿cúal fue el motivo de que la nación fuese conquistada por los moros? El principal ya se sabe es la voluntad del Su - premo monarca que dispone de las coronas según determina su sabiduría infinita; pero en el trastorno de todas las monarquías, porque no ha permanecido ninguna, hay siempre cierto cúmulo de circunstan - cias que facilitan a una nación la conquista de otra. Al tiempo que los moros invadieron a España se halla - ba la nación muy viciada, la nobleza disgustada, y los monarcas de aquellos tiempos no respetados por la nación: todo esto contribuyó a subyugar una nación belicosa. Pues registremos la historia y hallaremos a la nación mexicana muy vecina a su ruina por otro semejante agregado de circunstancias. 9. El monarca Moctezuma, odiado a causa de su genio tirano, la nación en guerra con las circunveci - nas, la Marina [la Malinche] con influjo en el palacio: ¿pues cómo no había de ser subyugado? Lo que in - fluye una mujer en los hechos políticos lo tenemos a la vista: en nuestros días hemos visto las empresas mejor concertadas de una poderosa nación, vecina a la de España, frustradas a causa de otra Marina. Pues si una potencia tan formidable, y que en el si - glo pasado guerreó contra la mayor parte de Europa ligada, se vio precisada a recibir la ley del vencedor a causa de la mala fe de una mujer, ¿es de extrañar que Moctezuma vive de sus ideas trastornadas? (4) 6 por lo que expresé de esa manera. Si Solís hubiese escrito lo acaecido en Flandes, acaso sería el más útil libro de historia: hechos portentosos manejados por pluma tan encantadora deberían cautivar a todo lector. 6  (4) Entre los muchos ejemplares que ministra la historia, viene al intento lo que refiere Eduardo Malo de Luque, tra- ductor de la obra que corre con el título de Historia política de los establecimientos ultramarinos etc. pág. 185, tomo 1° trata del sitio de Goa por Indalcan. “Este Virrey (Atayde) no conta- ba tan absolutamente sobre la fuerza de sus armas. Supo que Idalcan se dejaba mandar de una concubina suya que había

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