Número 21

2 Editorial En el Volcán . año 2, núm. 21, mayo 2013, es una publicación mensual editada por Paul Hersch Martínez. Compositores 320, Tlal - tenanco, Cuernavaca, Morelos, C.P. 62179, Teléfono (01 777) 311 7770, www.enelvolcan.com Editor Responsable: Paul Hersch Martínez. Reserva de derechos al uso exclusivo (en trámite), ISSN (en trámite). Responsable de la última actualización: Luis Sánchez García, 1o. de Diciembre #59, col. 10 de Abril, Temixco, Morelos, C.P. 62590, fecha de la publicación: 21 de mayo de 2013. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del Consejo Editorial de la publicación. L a fotografía aparecida en la prensa en estos días es elocuente: un grupo de hombres y mujeres empecinados en la búsqueda de sus familiares des - aparecidos en este país se encuentra en huelga de hambre. Es su recurso. Llevan los rostros de sus des - aparecidos o asesinados impresos en sus camisetas o en carteles. Y se toman de la mano… ¿qué les queda? Con el gaznate apretado y la mirada anegada , nos preguntamos: ¿Quiénes somos antes estas tragedias programadas y permitidas? Días después hay una reunión en la ciudad de México, solicitada por el Movimiento Morelense con- tra las Concesiones Mineras de Metales Preciosos. Es la oficina de un aparentemente impoluto e inal - terable subsecretario en la Semarnat. Las palabras han sido claras, los argumentos técnicos en contra de la iniciativa minera se han expresado contunden- CORRIENTE CRÍTICA DE TRABAJADORES DE LA CULTURA EN EL ESTADO DE MORELOS www.enelvolcan.com redaccion@enelvolcan.com www.semillarubi.com info@semillarubi.com Diseño gráfico SemillaRubí c o m u n i c a c i ó n g r á f i c a Aunque la mona se vista de Esperanza, depredadora se queda Director: Rafael Gutiérrez Yáñez. Editor: Paul Hersch Martínez. Consejo Editorial: Hortensia De Vega Nova, Perla Jaimes Navarro, Gilberto López y Rivas, Ezequiel Maldonado, Ricardo Melgar Bao, Fernando Sánchez Martínez, Luis Tamayo. tes. Uno de los habitantes de Tetlama llevó a la reu- nión su testimonio y su mano ya para siempre estro- peada y sin un par de dedos, producto de los trabajos de perforación exploratoria en el Cerro del Jumil, afectación de por vida que se niega a “compensar” económicamente la empresa subcontratista contrata- da por los empresarios canadienses. Es la suya una advertencia de lo que sigue. De repente reparamos en un hombre, ya de edad, también campesino prove- niente de Tetlama. Hace algo diferente. No argumen- ta. Parece que no se dirige a nadie, parece que habla solo y en sigilo: sin embargo, está rezando. Es su recurso para exorcizar a la minera, que en lugar de esperanza le ha sembrado justificados temores. Pareciera una obsesión esto de la megaminería tóxica. Nos ocupa y nos reocupa. Es que la magnitud del embate que conlleva es múltiple, ubicua y enorme.

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