Número 19

59 sijas que fueron colocadas como ofrenda al pié de las ruinas de las que fueron pirámides, ya que para ese momento la ciudad había sido abandonada des- de años atrás. A través del tiempo en que estuvo habitada la ciudad de Oxtankah, sus habitantes conservaron ciertas costumbres y tradiciones, en - tre ellas las que vemos reflejadas, tanto en el trazo arquitectónico del área nuclear de la ciudad -donde las plazas Abejas y Columnas comparten emplaza - mientos similares en la distribución de los edificios- como en los modelos de inhumación, en los que se depositan los cuerpos de los personajes relevantes al interior de cistas o tumbas. ¿Podría pensarse que los habitantes que permanecieron en Oxtankah a lo largo de los siglos, pertenecieron al misma dinastía? Al parecer, así lo fue. Hasta este momento no se tienen evidencias de guerra al interior de la ciudad y, desafortunadamente, no se han descubierto las llamadas “vasijas-códice”, o restos de pintura mu - ral conservada en su lugar original, estelas u otros monumentos donde sabemos que los mayas solían plasmar su historia, los nombres de los gobernan- tes, las acciones de conquista o sometimiento y las fechas de estos sucesos, en cuyos jeroglíficos po - dríamos apoyarnos para descifrar la historia prehis - pánica del pueblo. El hecho de que durante el Clásico Terminal se hayan destruido intencionalmente y cubier- to los fragmentos de los discursos plasmados en los murales de estuco de la Estructura IX en Plaza Columnas, es otro de los indicadores que corro - boran que en ese momento la sociedad vivió un cambio en el modelo de integración social, vincu - lado seguramente con la desaparición de un poder centralizado, condición quizá provocada por la si - tuación social vivida y compartida con las comu - nidades asentadas en un espacio geográfico que traspasaba las fronteras de la región. Hacia el Postclásico Temprano la ciudad de Ox - tankah estaba abandonada y los escasos miembros que la habitan hacen uso preferencial de las plazas emplazadas al sur. Durante el Postclásico Tardío (1200-1450 d. C.) la ciudad de Oxtankah continuaba abandonada y solo era visitada esporádicamente por aquellos in - dividuos que acostumbraron venerar a sus antiguos dioses a quienes depositaron ofrendas al pie de las ruinas de los edificios. Es claro que las evidencias obtenidas a partir de las Investigaciones Arqueológicas realizadas, de - muestran que a la llegada de los españoles, la ciu - dad de Oxtankah se encontraba total y absolutamen - te despoblada; los edificios estaban en ruinas, ya que tenían más de 400 años de haber sido abandonados. Algunos grupos, quizá de orden familiar, vivían dis - persos en Oxtankah, pero estas personas habían perdido el concepto de sacralización de los espacios, pues al no respetarlos, surcaron las plazas de la ciu- dad con alineaciones de rocas que acumularon tos - camente semejando muros, a los que se les ha llama - do “albarradas” y que quizá funcionaron para dividir los espacios donde construyeron algunas casas de materiales perecederos. Por todo lo anteriormente expuesto, de ningu - na manera podemos, ni siquiera suponer, que la ciu - dad maya de Oxtankah fue el antiguo Chetumal que mencionan las fuentes, y esto deriva, entre otras ra - zones, de: 1. No se han obtenido vestigios arqueológicos que lo demuestren. 2. Las fuentes mencionan que a la llegada de los españoles, la ciudad de Chetumal tenía 2000 casas y para ese momento, Oxtankah tenía más de 400 años de estar abandonada. Muchos investigadores han tratado de montar una cortina de humo frente a los resultados de nues - tras investigaciones, pero es claro que Oxtankah no fue la antigua Chetumal. Sin lugar a dudas, Gonzalo Guerrero vivió en la región y pudo haber establecido contacto con los escasos habitantes que rústicamen - te viv��������������������������������������������� ían���������������������������� � en Oxtankah, pero esto dista mucho de su - poner que fue la cuna del mestizaje.

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