Número 18

47 Durante la siembra del maíz, se le sacrifica para ofrendar y agradecer a la madre tierra por una buena cosecha y se le pide que cada año “bendiga a nues- tros animales para que se reproduzcan.” En las fiestas patronales, el guajolote es la base de las ofrendas. Cuando se recibe la imagen de San Antonio de Padua, se le “entrega” uno vivo y se le bailan los doce sones del tapaxuwan y seis cancio - nes de huapango. Posteriormente trasladan la ima- gen a la casa del “compadre” en donde se bailan los seis sones del tapaxuwan (son de la alegría) y tres de huapango. Cuando la imagen es entregada en el hogar del “ayudante del compadre” (quien se hara cargo de la fiesta el próximo año) también se le hace entrega de un guajolote “grande que pese seis kilos aproxima - dos, lo tienen que cuidar.” El 12 de diciembre, día de la Virgen de Guada - lupe, el encargado de la imagen y de la fiesta, por la mañana tiene que sacrificar un guajolote y entregar - lo y la molendera mayor; es decir, la persona elegi - da para la elaboración de los platillos que se llevan a cabo durante la mayordomía, por lo que encabeza a un grupo de ocho cocineras. La molendera se encar - ga de desplumar al animal; destazarlo e hervirlo con sus hierbas de olor. Posteriormente es entregado a la segunda molera, para que lo “prepare en mole.” Otras moleras se encargan de hacer “un tanto de tortillas” y taparlas con servilletas bordadas, ya que se “entregaran a la imagen”. El mole se pone en una cazuela nueva, dos platos vacios y una cuchara sopera. Se trata de una ofrenda a la imagen “por agradecimiento de la reproducción de los animales domésticos, ya que es él quien multi - plica y cuida a los guajolotes” Una vez concluida la celebración de la Virgen, la ofrenda es bajada del alatar por la esposa del mayor - domo y su ayudante, quienes lo reparten entre todos los presentes al evento. Es importante señalar que a los curanderos se les entrega un guajolote vivo, acompañado de una cerveza y pan. Se cree que “las personas que haya levantado o sanado de una enfermedad o algún tra - bajo oculto”, se les tiene que agradecer para “que siga pidiendo por la salud del paciente” Los bautizos son entendidos como una alian - za entre los padres del niño, con sus padrinos “Por agradecimiento en que lo van a orientar durante el proceso de desarrollo en la vida y en caso de que fallezcan los padres, los padrinos son los que deben estar al pendiente del ahijado” El bautizo es un acontecimiento de suma im - portancia para los Totonacos, por lo que realizan un ritual de agradecimiento. En el altar del hogar de los padres se colocan cervezas, piezas de pan, tortillas, refrescos, arroz preparado y dos platos conteniendo mole de guajolote. Así cuando los pa - drinos retornan de la iglesia al hogar de su ahijado, la mitad de la ofrenda es “bajada del altar” y entre - gada a los padrinos. Es de destacarse que en el bautizo, al matrimo - nio que aceptó apadrinar al niño, a cada uno por se- parado, se le hace entrega un plato de mole con la pierna del guajolote. De igual forma, cuando su ahija - do crezca y realice su boda, a los padrinos se les hace entrega de platos de mole con guajolote, mientras que a los demás invitados, solo se les ofrece mole con pollo y arroz “A los padrinos de velación y de bautizo son los que se les da las mejores piezas de pierna, muslo y pechuga, en agradecimiento para la guía de los nue- va familia enseñando con el ejemplo, orientando para que vivan en paz y todo lo emprendan tenga éxito ya sea en el comercio o en otros trabajos.”

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