Número 18
38 los escasos habitantes de la región, los cuales se concentran exclusivamente en 5 áreas, contro - ladas por un menor número de autoridades que vigilaron la unidad y disciplina de sus integran - tes. La distribución de la población indica que la producción de sal y las actividades desarrolladas tierra adentro, continuaron, al igual que el comer- cio a larga distancia que seguía las rutas acuáticas establecidas en épocas anteriores y que les per - mitió continuar relacionándose con otros grupos mayas asentados en la península, como lo indica la presencia de utensilios procedentes de estos lugares, pero, al mismo tiempo, empieza a surgir una tradición cerámica de manufactura cerámica local. Figura 3. Posteriormente, durante el Clásico Terminal- Postclásico Temprano (800-1100/1200 d. C.) las evidencias indican la desaparición de un poder centralizado y el surgimiento de un gobierno compartido, lo que coincide con lo propuesto por el arqueólogo Enrique Nalda Hernández (+) quién para esta época menciona “...el período de las grandes dinastías de las Tierras Bajas del sur y de la arquitectura monumental dirigida tanto a refor- zar la imagen del gobernante (el k’uhul ajaw divi - nizado), como a mantener el orden cósmico llegó a su fin. En su lugar surgió una sociedad esencial - mente diferente, con una estructura de poder fragmentada…” 2 . El patrón de asentamiento de este momento, señala la existencia de un modelo de integración social en el que la población se concentra en 10 áreas, aunque con un porcenta - je poblacional bajo. La ciudad de Oxtankah está ahora abandonada y los escasos miembros que la habitan hacen uso preferencial de las plazas emplazadas al sur. Los antiguos centros secunda - rios de poder: El Cocal y Nohichmul, disminuyen 2 Nalda-Hernández, Enrique. “Clásico Terminal (750-1050 d.C.) y Postclásico (1050-1550 d.C.) en el Área Maya. Colapso y reacomodos”. En Revista Arqueología Mexicana . 2005. Nov- Dic. Vol XIII. No. 76. igualmente sus índices poblacionales, no así lo sucedido en la población asentada en Tamalcab Estrecho, cuyo porcentaje poblacional aumenta y el hecho de que se haya acostumbrado depo- sitar ofrendas en sus edificios, apunta su posible relevancia religiosa. Las evidencias indican que los habitantes de la región empezaban a integrarse a la tradición cultural que emergía en la población de Calderitas y que, a través de las rutas acuáticas establecidas, se mantenían contactos con las po- blaciones asentadas en el Petén Guatemalteco, el norte de Belice, la Costa Oriental de la Península, Cobá y Mayapan, sin embargo, estas actividades no se desarrollaron en el centro portuario empla- zado al sur de la Isla Tamalcab, que en ese mo - mento estaba abandonado. El panorama general del patrón de asenta - miento demuestra que los grupos sociales dedi- cados a las actividades que se desarrollaban tanto tierra adentro (como la apicultura, caza, recolec - ción y agricultura) como en las márgenes de los cuerpos de agua (enfocados a la producción de sal y la navegación) fueron en aumento. Los 10 conjuntos poblacionales debieron haber compar - tido el gobierno con las autoridades locales, cuyas funciones debieron haber estado ahora ligadas al ceremonial doméstico y no al sometimiento, ya que en ese momento las autoridades se encontra- ban no sólo en las inmediaciones de los conjuntos poblacionales, sino dispersas, asociadas a zonas habitacionales dedicadas a la producción, lo que sugiere que en los rituales colectivos tradiciona - les de orden religioso que acostumbraron llevar a cabo las autoridades en las estructuras piramida- les edificadas en mampostería, participaron indi- viduos de estatus equivalentes (autoridades-pue - blo). El gobierno general en la región pudo muy bien haber sido rotativo entre las áreas. 3 Todo parece indicar que este gobierno com- 3 Evidencias que fortalecen lo propuesto por el doctor En- rique Nalda en el 2005.
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