Número 18
22 el gobierno de Luis Echeverría decidió que se integrara un grupo especial que actuara en la ciudad de México, y en el que los mandos estaban en manos del coronel Francisco Qui- roz Hermosillo, el capitán Luis de la Barreda Moreno y Miguel Nazar Haro.Los documen- tos consultados tienen su original bajo res - guardo en el Archivo General de la Nación. En ellos se detalla el “Plan de Operaciones Número Uno: Rastreo”. El grupo contaba con 55 vehículos, 253 armas: de ellas 153 eran Browning calibre nueve milímetros 3 . Así, el vínculo estatal otorga un elemento fun - damental para una comprensión más apegadaa la experiencia mexicana. Con base en esta experiencia, propongo la siguiente definición: los grupos parami- litares son aquellos que cuentan con organización, equipo y entrenamiento militar, a los que el Estado delega el cumplimiento de misiones que las fuerzas armadas regulares no pueden llevar a cabo abier- tamente, sin que eso implique que reconozcan su existencia como parte del monopolio de la violen- cia estatal. Los grupos paramilitares son ilegales e impunes porque así conviene a los intereses del Es- tado. Lo paramilitar consiste, entonces, en el ejerci - cio ilegal e impune de la violencia del Estado y en la ocultación del origen de esa violencia. Históricamente, el paramilitarismo ha sido una fase de la contrainsurgencia, que se aplica cuando el poder de las fuerzas armadas no es suficiente para ani - quilar a los grupos insurgentes, o cuando el despresti - gio militar obliga a la creación de un brazo paramilitar, ligado clandestinamente a la institución castrense. La doctrina militar mexicana no le llama para - militar sino “personal civil” y establece su necesidad 3 “El gobierno creó en 1976 brigada especial para “aplastar” a guerrilleros en el valle de México” La Jornada , 7 de julio de 2008. imperiosa para controlar a la población durante las operaciones de contraguerrilla. Sostiene el Manual de Guerra Irregular de SEDENA: 531. las operaciones de contraguerrilla for- man parte de las medidas de seguridad que adopta un comandante de teatro de ope- raciones en su zona de retaguardia, para evitar que las operaciones regulares sufran interferencias ocasionadas para la acción de bandas de traidores y enemigos, para lo cual el comandante de un teatro de opera- ciones deberá emplear a todos los elemen - tos organizados y aun a la población civil para localizar, hostigar y destruir a las fuer - zas adversarias 4 . Los fines del empleo de la población civil son evi - dentes en este párrafo. Pero aquí, la necesidad de la población civil es aleatoria y sólo se le usa en caso 4 Manual de guerra irregular. Operaciones de contrague- rrilla o restauración del orden . T. II, SEDENA, enero de 1995. La Brigada Blanca en acción. Fotografía de El Uni- versal
RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=