Número 18
14 biental de la misma empresa, delimita tres áreas que no deben de ser destruidas por la minera, separadas entre sí, como consta en el mapa que sigue, donde se representan en color rosa; la ubicada al sur es conti - gua al “Tajo 2”, la ubicada al norte es contigua nada menos que al “Patio de lixiviados”, de forma tal que estamos frente a un curioso y original monumento híbrido, un nuevo modelo de integración funcional de nuestro presente y nuestro pasado, que conjuga en una misma unidad física dos elementos emble - máticos: la irrelevancia de los autóctonos vivos, ma - nifiesta en la modernidad depredadora radical, con la gloria de los autóctonos difuntos, presente en la antigüedad civilizatoria del Epiclásico: La empresa, en este proceso, encuentra alla - nado el camino para iniciar la explotación de tajo abierto próximamente, si no se toman en cuenta las graves y múltiples consecuencias cabalmente previsibles en diversos órdenes. De hecho, la Ma - nifestación de Impacto Ambiental encargada por la empresa minera publica un curioso gráfico, re - producido a continuación, donde el INAH aparece caracterizado en el extremo superior derecho, el cual corresponde a las instancias con mayor grado de poder en la región y con mayor afinidad al pro - yecto minero (nótese resaltado en un círculo rojo a rayas), compartiendo ese estamento con las autori - dades comunales del poblado vecino de Tetlama, ya Ubicación de las zonas delimitadas (en rosa) con vestigios arqueológicos, aisladas en su emplazamiento dentro del conjunto de la mina a tajo abierto de El Jumil. Manifestación de Impacto ambiental, Esperanza Silver de México, 2012.
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