Número 18
11 Paul Hersch Martínez Centro INAH Morelos T oda situación de amenaza o franca agresión po - nen en evidencia la fortaleza o debilidad de las estructuras, de las instituciones y de las personas que son sometidas a su embate. Hay fortalezas y debilidades heredadas, ajenas en algún grado a la voluntad humana y, sin embargo, otras muchas son construidas socialmente, incluidos aquellos desastres que obedeciendo a condiciones naturales en su inicio, derivan sin embargo de res - ponsabilidades estatales e institucionales en materia de prevención, en negligencia frente a los riesgos, por una atención simulada, selectiva, o por franco abandono respecto a los pobladores afectados. Tomemos el ejemplo del terremoto que sacudió la ciudad de México en septiembre de 1985. En esos días, en la zona de multifamiliares de Tlaltelolco, los efectos del sismo resultaron devastadores porque el movimiento telúrico fue potenciado por la corrup - ción: incidió en obras ya vulneradas desde su edifi - cación, gracias a la venalidad de las empresas cons - tructoras, que burlaron las estipulaciones mínimas estructurales requeridas por ley para garantizar la seguridad de sus habitantes. Agujeramos o agujeramos : los caminos para conseguir lo que se quiere El caso de la Minera La Esperanza Silver en el cerro El Jumil, municipio de Temixco, Morelos Las iniciativas de extracción sistemática de re - cursos por parte de empresas de minería a tajo abierto están poniendo de relieve ahora debilidades y fortalezas que han de ser motivo de análisis, por - que es ahí que podemos incidir. La precariedad labo - ral de las comunidades y la propia precariedad de los colectivos sociales y académicos están funcionando justamente como las varillas delgadas y los endebles cimientos de aquellos edificios que se derrumbaron en septiembre de 1985. Y como entonces, poco podemos esperar de aquellos gobiernos que vegeten en el autismo o mi - liten activos en franca servidumbre, actuando como coadyuvantes en un proceso de afectación múltiple de alcances inauditos, como es el inherente a las iniciativas de la megaminería tóxica. Un poco de historia basta para entender que no se puede espe- rar que la codicia se limite a sí misma. Necesita ser enfrentada con determinación, competencia técni - ca y organización. Me refiero a continuación a hechos ocurridos en el transcurso de la pasada gestión directiva del INAH a nivel nacional, en un proceso que, confiamos con fundamento, será atendido de manera responsable por la actual administración del Instituto. El 28 de julio del 2008, un compañero investiga -
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