Número 13
5 Gilberto López y Rivas 2 H ace algunos años, el Colegio Mexicano de An - tropólogos A. C. y nuestro aguerrido sindicato de académicos del Instituto Nacional de Antropo - logía e Historia (INAH), --que hasta el día de hoy, y a contracorriente de los saldos negativos de las organizaciones gremiales con la imposición del neoliberalismo, defiende el patrimonio tangible e intangible de los mexicanos--, organizaron un de - bate sobre los libros de texto gratuito de historia de México para Cuarto, Quinto y Sexto grados de educación primaria, cuyos resultados fueron pre - sentados en un pequeño libro con el pertinente titulo de Secuestro de la memoria , lamentable - mente con un tiraje y distribución restringidos. En ese debate, los estudiosos de la cultura y la historia ya advertíamos sobre la intención guber - namental de revisar a fondo la historia nacional, en nombre de una supuesta enseñanza “moder - na y desmitificadora”, y con el fin de legitimar su proyecto de país, firmemente arraigado dentro de la lógica neoliberal. Me correspondió en esa oca - sión, tocar un tema trascendente para la forja de la identidad nacional: los libros de historia frente a Estados Unidos, sosteniendo la hipótesis de traba - 1 Ponencia para Mesa Redonda en la Universidad Obre- ra, 12 de septiembre de 2012. 2 Doctor en Antropología. Profesor Investigador del INAH en Morelos. Articulista de La Jornada. Historia de México y amnesias neoliberales 1 jo de que los cambios a los referidos libros de texto obedecen a una amnesia conveniente que expresa la capitulación de la clase dominante mexicana frente a la ocupación integral neoliberal y frente a las estrate - gias imperiales de dominación de nuestro país. En la lectura crítica de los textos de historia re - feridos encontré, además, un enfoque clasista y un lamentable tratamiento de la cuestión indígena, ya que según sus redactores, la nación parece ser obra de criollos, intelectuales, poetas y literatos, sin que los sectores populares dejen una impronta impor - tante en el proceso de construcción nacional. A los pueblos indios contemporáneos se les dedican once escuetas líneas; se afirma que su población es de cin - co millones, actuando en complicidad con lo que Gui - llermo Bonfil llamó el etnocidio estadístico; se conti - núan propalando versiones hispanistas de la historia, tales como recordar la derrota de Hernán Cortes, en Tenochtitlán, el 30 de junio de 1520, como la “noche triste”, y se utilizan eufemismos eurocéntricos como “encuentro” para referirse a lo que fue invasión, con - quista, etnocidio y genocidio. A lo largo de los libros de texto de historia, se insiste en presentar al indígena como objeto- víctima y nunca como sujeto-protagonista de la historia nacional: ¿Dónde están los indígenas que participaron en todas las gestan libertarias de este país, desde la independencia, las resistencias con - tra los invasores extranjeros, la revolución, los años postrevolucionarios y las luchas actuales? ¿Dón - de están las organizaciones independientes de los
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