Número 13
22 Así las cosas y los riesgos, necesitamos sin em - bargo ahora arriesgarnos a arriesgarnos. Arriesgar - nos a asumir la condición de ciudadanos. Arriesgar - nos a perder el tiempo en eso, en renacer para que nazca otro México. Asumir riesgos, pero no los que nos han decretado e impuesto, sino nuestros propios riesgos, conscientemente elegidos. Riesgos de otra calidad y de otro alcance. Los escenarios de la desatención y de la enfer - medad son siempre colectivos, en mayor o menor grado, caracterizados por una multiplicidad de facto - res en los que figuran no solamente bacterias, virus, agentes tóxicos o contaminantes, carencias de sa - neamiento, sedentarismos, dietas inadecuadas, pre - disposiciones genéticas o adicciones, sino nuestros comportamientos como referentes de mucho de ello: se trata de escenarios permeados por la socie - dad, la cultura, la política. No son escenarios exclu - sivamente biológicos, sino eminentemente sociales. Sin embargo, hoy los énfasis se colocan a menu - do en los estudios bioepidemiológicos, en esa indi - vidualización de los factores de riesgo a que nos he - mos referido, más que en los horizontes compartidos de riesgo, esto es, en el alcance que las conductas individuales tienen por separado respecto a la posi - bilidad de generar enfermedades, como si el ser hu - mano no fuera un ente gregario y pudiésemos vivir al margen de nuestras colectividades. http://estaticos04.cache.el-mundo.net/elmundosalud/imagenes/2012/03/26/noticias/1332785374_0.jpg
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