Número 11
26 La sangre, la de los vasos siempre generosos, la energía circulante a cada instante, la que hereda zafiros, lodazales, crepúsculos llorados en recuero de amanecidos truenos militares. No he de hablar de la sangre, la aurora injustamente derramada como el vino que espera al invitado que va a llegar, pero que no ha llegado porque un tzentzontle ha muerto en su ventana cuando él iba a salir… No he de hablar de la sangre con que el niño al nacer mancha su acto de nacimiento. La sangre oculta en la mirada del hombre socavón que circula en la mina, la sangre que suda todos sus minerales. La sangre oculta en la mirada del hombre derrotado en el salón de vidrio de la “ justicia” humana. La sangre oculta en la mirada del minero dilapidado como riqueza anónima, razonado por la avaricia glóbulo empobrecido en la arterioesclerosis de la mina. La sangre oculta en la mirada
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