Número 9
17 su misión. Por eso al cardenal le incomodan tanto sus sacerdotes que, como Garatea, han sido parte de ins - tituciones tales como la Mesa de Concertación de Lu - cha contra la Pobreza, la Comisión de la Verdad y, más recientemente, mediadores en los conflictos mineros de Cajamarca. Tal pareciera que en los momentos más álgidos, preocupan más los desobedientes que pien - san por si mismos, que los muertos. El cardenal Cipriani es indicador de una crisis mucho más profunda que lo que puede significar la suspensión ministerial de un sacerdote en el Perú o en cualquier parte del mundo. Coincidiendo en el 2010, el jesuita egipcio Henri Boulard (3/I/2010) y el teólogo alemán Hans Kung (15/04/2010) condiscí- pulo de Benedicto XVI en la universidad, enviaron al actual Papa sendas cartas de alarma sobre el futuro de la actual Iglesia Católica. H. Küng: “preocupado por esta nuestra Igle - sia, sumida en la crisis de confianza más pro - funda desde la Reforma”, os dirijo esta carta abierta porque “en lo tocante a los grandes desafíos de nuestro tiempo, su pontificado se presenta cada vez más como el de las oportunidades desperdiciadas, no como el de las ocasiones aprovechadas”. Henri Boulard: “Sabrá disculpar mi franque - za filial …pues mi corazón sangra al ver el abismo en el que se está precipitando nues - tra Iglesia…”. “Le agradeceré también sepa disculpar el tono alarmista de esta carta, pues creo que “son menos cinco” y que la situación no pue - de esperar más”. En las respectivas cartas, los dos autores reco - gen, entre las cuestiones pendientes urgentes que le presentan al Papa, lo que el cardenal Cipriani ha con - siderado motivo de suspensión ministerial en el com - portamiento y declaraciones de Gastón Garatea. Tal pareciera que los cinco minutos no serán suficientes. El Vaticano sigue reproduciendo en sus nombra - Gastón Garatea Yori
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