Número 8

28 bien, sin tos, sin fiebre, sin diarrea, y que se cayó al estar defecando y que se quedó “como privada”, y fue entonces que la llevó al centro de salud, donde empeoró poniéndose “como morada”. De ahí la llevó de nuevo a su casa, donde murió. Pero ambas en - fermeras refieren que no estaba cianótica, sino des - hidratada y abatida, hipotónica y aceptando suero oral, habiendo ellas intentado infructuosamente ca - nalizar una de sus colapsadas venas. La intervención de la curandera de Copalillo es una clave que se les ha ocultado por parte de la madre, quien nunca refi - rió haber recurrido a ella, a doña Sofía. La curandera atiende a la niña luego que ésta es llevada a su casa por la madre que no sigue la indi - cación perentoria de la enfermera, de llevarla de in - mediato al centro de salud de la cabecera municipal, Copalillo. Entonces, en la derivación elegida por la madre y por la abuela materna, a su vez convencida de la calidad de “caballera” de su nieta, la curandera introduce su dedo en la garganta de la menor, pues precisa saber si la niña “quiere curarse”, siendo como es, una “caballera”. Es el procedimiento que se sigue en el mopatiznequi , con el cual los niños caballeros reaccionan si se quieren curar y se les ofrece un co - razón de pichón aun latiendo. 2 El estímulo del reflejo nauseoso provoca el vómito de la menor y con ello, suponemos, la broncoaspiración. ¿Pudo haber sido más firme y no negociable la posición de la enferme - ra, al grado de ir con la niña y su madre a Copalillo? No es ese al parecer el perfil esperado usualmente de una trabajadora institucional, máxime cuando está ya el coche con el motor encendido y se le hace 2  Sobre el mopatiznequi , ritual terapéutico para restituir el corazón del niño entre los nahuas del Alto Balsas y sobre “los caballeritos”, véase: González Chévez, Lilián, 2010, “Los ‘ca- balleritos’: hombres-dioses-nahuales detonadores de la rege- neración cíclica del orden cósmico y social entre los nahuas de Guerrero”, en: Fagetti, Antonella (coord)., Iniciaciones, trances, sueños… investigaciones sobre el chamanismo en Méxi- co, México: Plaza y Valdés Editores y Benemérita Universidad de Puebla, pp. 41-87. entender a la enfermera que en efecto, la madre se llevará a Antonia a Copalillo. Emeteria, enfermera en el centro de salud, es enfática: Le dije que tenía que irse a Copalillo pero ya. Pero me metió aquí al consultorio a la curandera. Yo le pedí a la señora que saliera. La niña estaba acep - tando el suero oral que yo le daba, ha de haber to - mado unos diez mililitros en cucharaditas. Abría su boquita y aceptaba el suero, no estaba cianótica, es - taba chocándose, muy decaída, había tenido diarrea aunque no vi las deposiciones, esta toda guagüita. Ya el coche estaba esperando para salir y creí que se fueron. En el apuro no le llené la hoja de referencia. No me dijo que se quedaba... El chile está picosísimo. Hay actividad febril pre - parando alimentos. Hoy falleció una segunda niña. Ayer lunes como a las once de la mañana Toñita y ahora ella. Ya es mucho. Hace un par de semanas matan a José y a su caballo a bala, los que andan colindando hacia el lado de Chilapa con tierras de la comunidad y que ahora están en el cultivo de mari - guana. Luego se muere una mujer de unos cuarenta años, a la semana; la llevaron al hospital de Huitzuco y ahí falleció. Una bola que le empezó en el brazo y le terminó en el corazón, dicen. Y dijo una vecina ya de edad, cuando vio que no se le cerraban los ojos y boca a Toñita, que por eso moriría otra niña al día si - guiente, y así fue, la nieta de la fallecida en Huitzuco, que fue atendida por la misma curandera. ¿Es que hemos de idealizar los saberes de la gente? ¿y qué con el torneo de precariedades que no cesa? ¿no es el marco de marginación de quienes portan esos saberes lo que exige transformación? ¿es que la voz y la vivencia de Ana, la madre, no im - portan? ¿es que la lógica que subyace en todo esto es tan exótica, es tan inaccesible? No es el mopatis - nequi el problema. No son las estrategias de sobre - vivencia. Es la marginación y la precariedad que se agolpan, que brotan articuladas por doquier. El ataúd pesa más de lo que creía. Las cintas de palma no aprietan bien. Pero se mantienen en su si -

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