Número 8

26 trucción. Pero no sabemos si su corazoncito estaba mal o qué. Para saber más de eso, la tendría que abrir todita: su cabecita, su corazoncito, sus pulmoncitos, sus partecitas, toda, y tomar muestras para estudios de los laboratorios, estudios que no se hacen aquí y que tardan. Así que ustedes deciden si quieren que la abramos todita… Toma entonces unas hojas de su escritorio y ad - vierte: - Mire: aquí hay unas fotos de lo que tendría que hacer… Yo estoy aquí para eso, pero es necesario que lo sepan… El padre responde: - No, pero, ¿ya se sabe que no fue algo contagio - so verdad? - Yo les puedo decir -responde el médico- que no hay indicios en el examen externo de que haya sido una infección lo de ella… - Pues entonces no hay que ir más adelante, dice Martín, mientras Ana se agacha desfallecida en su silla. “Nos preocupaba que esto fuera a contagiar a otros niños, pero si no es así, entonces ya no necesi - tamos abrirla a mi hija”. A ver… -le mira apenas redespertado el Ministe- rio Público , de nuevo en la oficina, ubicada en otro rumbo de Iguala: - “¿Queora no quieren?” – Sí licenciado, el médico forense les explicó que no hay elementos en la exploración ocular que su - gieran algún proceso infeccioso o contagioso como causa de la muerte de la niña, y como eso era lo que principalmente les preocupaba para evitar algún toma contagio en la comunidad a otros niños, ya no quieren que se haga la necropsia. Están muy presio - nados por la familia. El licenciado se mesa los cabellos, frente a la pantalla de la computadora le pregunta a la secreta- ria qué puede hacer. La voz amodorrada de la secre - taria sale de atrás del escritorio: - “No conozco de ninguna situación así, no me ha tocado”. - Pues sí doctor, -le dice el licenciado con preocu - pación- pero ya está solicitada la necropsia y no pue - do revertir el procedimiento. – Oiga, ¿y si solicita en lugar de eso una mera inspección ocular? - No, ya está registrado el oficio, y además eso suena muy raro, no es lo usual. Déjeme consultar al jefe, aunque sean las cuatro y cuarto de la mañana. “Sí, ya lo explicamos, está bien, yo le informo, está bien licenciado”. Cuelga: - Dice que no se puede. Es más, por ley solamen - te el procurador de justicia del estado de Guerrero es el único que puede desistirse de una solicitud de Ilustración de Beatriz Martín Vidal (beatrizmartinvidal.blogspot.mx)

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