Número 8

13 predecesor, Pío X, “El Papa muerto, no es la Iglesia muerta. ¡Esa es la lástima! Un nuevo Papa ocupará el solio de Pío X”. 5 Evidentemente, el anaticlericalismo anarquista de los primeros años del siglo XX estaba dirigido principalmente al aparato eclesiástico, el cor - pus doctrinario que subordinaba a la gente ante ideas de sumisión preconcebidas y que sólo eran vehículo para una mayor dominación ideológica, lo que con - travenía las enseñanzas del cristianismo primitivo: Cristo huyó terrenal soberanía; el papa ejer - ce horrenda tiranía. Tuvo Jesús corona y fue de espinas: el papa tiene tres de piedras finas. Cristo lavó los pies a pecadores; el papa os - tenta un insolente lujo. Cristo llevó una cruz; El papa en tanto, se hace llevar en andas, como un santo. Mérito hizo Jesús de la pobreza; el mérito del papa es la riqueza. Cristo, amor y paz trajo a la tierra; el papa trajo, en cambio, odios y guerra. A los que echó del templo a latigazos, El papa trajo, en cambio, odios y guerra. 6 Esta idea es compartida por los libertarios y mi - litantes de izquierda del nuevo siglo. Las actividades religiosas en torno a las recientes visitas de Benedicto XVI en diversos países, han sido objeto de crítica se - vera por parte de grupos llamados “radicales”. Las protestas por la “visita pastoral” del nuevo Benedic - to -Benedicto XVI- a México, de cara a las elecciones presidenciales, el enorme despilfarro económico que significó, y otros muchos aspectos políticos y sociales, fueron opacadas por la abrumadora cobertura que los medios de comunicación masivos hicieron de ella. Una de las formas en que se manifestó el des - contento y que trascendió el alud de notas, anuncios 5  “A última hora. Muerte del papa”, Regeneración, Núm. 199, 4ª época, 22 de agosto de 1914, p. 3. 6  “Jesús y el papa”, La Protesta (Lima), año I, núm. 2, 15 mar- zo de 1911, p. 2. y programas especiales que rodearon la gira del pon - tífice fue la “caída” del de portal web de la Arquidi�� ó- cesis Primada de México (APM), una de las muestras más evidentes y “radicales” del rechazo a la presencia de Ratzinger en México. El grupo anarquista Anony- mous , que últimamente se había caracterizado por sus ataques cibernéticos a los más importantes ba - luartes del capitalismo, se adjudicó esta acción utili - zando la frase “México, siempre laico” como estan -

RkJQdWJsaXNoZXIy MTA3MTQ=