Número 6
41 ciar al tiránico comendador. ¿Cómo un hecho nimio, una chispa detona la ira popular que no cesa hasta el castigo del alcalde. Así, los pobladores de Zaca - cuautla transitaron por oficinas de Semarnap, de - nunciaron la destrucción del bosque, hablaron con funcionarios sobre la tala irracional, mostraron fotos, cifras, testimonios a diputados y senadores: nadie se conmovió del exterminio de añejos árboles, nadie profetizó el encabronamiento de una población har - ta de humillaciones y angustias. Una población que ha soportado temperaturas bajo cero resguardando sus queridos árboles con su sangre, sudor y lágrimas ante la criminal tala. El sábado 21 de enero de 2012 la población es - cuchó ruidos y percibió movimientos inusuales en el bosque; un grupo se acercó y contempló, con enorme sorpresa, un tráiler que era cargado con enormes troncos recién talados y, a su lado, varios policías municipales recargados en su patrulla ob- servando las maniobras de los depredadores. Por fortuna, el grueso de la población, al tañido de una campana de alerta, acudió al sitio de la nueva afren - ta. Ya el tráil er iniciaba el desplazamiento con su preciosa carga y, en la parte trasera, cual escolta, la patrulla policiaca. Este escenario prendió la me - cha y un nuevo Fuente Ovejuna, todos a una, se es - cenificó en el bosque: un grupo corrió hacia el pe - sado tráiler, lo detuvo, bajó al chofer y lo empezó a golpear; otros más cercaron a los policías, a un patrullero lo bajaron y empezaron los insultos: güe - vones, alcahuetes, encubridores, guardianes de los caciques. Para entonces, la policía, los talamontes, el chofer del tráiler estaban aterrados ante nuevos contingentes de la población que arribaban a la zona y una furia popular que seguía elevando sus demandas: ajusticiar a los talamontes, al chofer, a los policías, quemar el tráiler. En ese largo día de justicia popular, privó cordu - ra y serenidad de la población y ordenó descargar el tráiler. Entre las 8 y 9 de la noche llegaron patrullas estatales y se habló del inminente arribo de la policía federal. La población impuso una serie de acuerdos con la policía del estado: enumerar los troncos, que resultaron 113; resguardar la preciosa carga, con vi - gilancia policiaca constante; se exigió la presencia del presidente municipal para el próximo lunes. Efecti - vamente, el presidente acudió a la cita, se mostró bastante condescendiente y escuchó los múltiples problemas de la población. En la nota periodística que reseñó el conflicto, diario Ruta de Tulancingo del 23 de enero, entre otras cuestiones se dijo: “asegu - raron 113 trozos de madera, no hay detenidos” “Es un conflicto entre particulares”. “Se debe mantener el orden y la armonía social en el municipio”, señaló el alcalde Erick A. Sosa Castelán. Después de estos acontecimientos existe una tensa calma. La comunidad de Zacacuautla convocó a una rueda de prensa para este jueves 9 de febrero a las 12 hs., en el Club de periodistas de la Ciudad de México. Denunciarán la actual escalada del cacique Pedro Canales y grupo de secuaces. Están conscien - tes del grave riesgo que corren compañeras y com - pañeros en la presente cacería de activistas que se oponen a los designios del poder. Los secuestros, asesinatos y agresiones están al orden del día, el úl - timo ejemplo es el de Norma Andrade; sobre todo hacia quienes se han atrevido a frenar la destrucción de sus riquezas naturales: bosque y manantial. Los defensores de la vida en Zacacuautla perciben que en el actual clima de violencia, soterrado y abierto, se cierran los espacios para luchadores sociales que están al margen de la clase política y de partidos; la criminalización de los activistas, de quienes no par - ticipan o no confían en elecciones, es un hecho que todos conocemos. Hoy es urgente la solidaridad de nuestro pueblo y la difusión de estos hechos.
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