Número 5

24 Tochimilco, paso del camino que venía de la región tlaxcalteca y después de la poblana y que entraba al actual territorio morelense en el pueblo de Hueya - pan; al pasar por Tetela cruzaba el camino que venía de Chalco rumbo al sureste y las mixtecas. De Tetela partía un camino hacia el poniente por la orilla de la serranía, donde terminan los valles de Amilpas y de Cuernavaca y se forma el pie de monte, pasando, bien al Valle de Toluca o al de México. Llegan los españoles Los primeros españoles comandados por Pedro de Alvarado y Bernardino Vázquez de Tapia vinieron en plan de reconocer el terreno hacía Tenochtitlán, guiados seguramente por sus aliados tlaxcaltecas. Después de haber sometido a los fuertes mexicas de Oaxtepec, Acapistla y Cuauhnáhuac, cayó Teno - chtitlán; los conquistadores volvieron a Tetela para dar forma a “el cuento que me contaron” según dice Durán de, cómo María de Estrada vino a ser enco - mendera de Tetela, en pago por haber encabezado el sometimiento de los teteleños, hecho encomioso para el espíritu santiagueño de los conquistadores, cuando se vieron desplazados de sus encomiendas en cumplimiento de las Leyes Nuevas. Cuando llegaron los misioneros dominicanos La encomendera Maria de Estrada debió iniciar la evangelización, porque era una obligación de los encomenderos; seguramente adquirió los servicios de algún clérigo que cumpliera el encargo, como era costumbre. Ya en 1531, Tetela forma parte de la provincia de Ocuituco, donde Zumárraga es enco - mendero. En 1533, los primeros agustinos llegaron a establecerse en Ocuituco; el clérigo que atendía Tetela fue retirado y los frailes se hicieron cargo de las misiones de la región mientras pasan a la Misión del Sur. El pie de misión, que seguramente iniciaron, corrió la misma suerte que el de Ocuituco, cuando los agustinos se enemistaron con el obispo Zumá - rraga; pronto se resolvió el problema y los frailes retomaron las misiones de esa provincia. Sin em- bargo, no pudieron construir un convento en Tete - la, bien sea porque reducían más los tributos que Zumárraga pretendía para su “hospital real”, o bien porque los agustinos no obedecían las prohibiciones de construir monasterios sin autorización, de suerte que el propio rey proveyó que “somos informados que los frailes agustinos han intentado, sin licencia del virrey, hacer un monasterio en un pueblo a un cuarto de legua de Ocuituco, que se dice Tetela, que tiene en encomienda María de Estrada... vea lo susodicho y provea que no se haga ningún monas - terio en esas tierras sin licencia suya...” Al parecer los agustinos no tuvieron convento, sólo una visita, que según menciona Fr. Alipio. La misión se cerró en 1544 como consecuencia de que Zumárraga perdió la encomienda por causa de las Leyes Nuevas; nue - vamente vino un clérigo secular a encargarse de la misión hasta que en 1561, el segundo arzobispo, el dominico Fr. Alonso de Montufar, entregó la misión a sus cofrades dominicos. En la historia La importancia de Tetela se fue incrementando; los tributos eran importantes, mientras que la función de monasterio de paso se hizo más necesaria al in - crementarse la actividad misionera en las regiones del sureste y las mixtecas. En 1572, los dominicos podían establecer “una línea continua desde México hasta la Mixteca”, a tra - vés de los conventos de Chalco, tomados a los fran - ciscanos, Tenango, Ameca, Tetela, Hueyapan, Puebla, Izúcar y Tepeji. En la década de los 1570s, se registra una intensa actividad constructiva; y hacia 1581 el monasterio se encuentra terminado bajo la supervisión de Fr. Juan de Cruz. En 1581, el corregidor de Tetela, Cristóbal Godinez Maldonado informa que hay un monaste - rio que sirve de descanso a los frailes que van a las misiones del sureste; de paso menciona que desde 1563, el arzobispo Montufar, retiró al clérigo y puso a los dominicos en su lugar. En 1586, el padre Ponce, visitador dominico de monasterios, recorre el cami -

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