Número 4

33 SAGRADO. Su sacralidad le viene de su filosofía po - pular religiosa expresada en una tradición litúrgica social y domestica profunda, que ha pervivido en la sociedad cristiana por su carácter cultural identita - rio. La identidad cultural de las comunidades mai - cera ve en el maíz el alimento cercano a la tierra como el hombre que nace de ella y a ella vuelve. Un elemento de la sacralidad litúrgica del maíz es el lugar donde se deposita en reserva: el cuexcomate. Un corazón formado con las mejores mazorcas ben - decida se coloca en el fondo del granero para que el maíz nunca se acabe, y cuando esto suceda, este corazón dará el aviso, tal como sucede en la vida humana. El autor hace referencia a las diversas ple - garias que acompañan a esta liturgia. El cuexcoma - te está, como la misma vida, en constante peligro de extinción, como lo están sus productores, como también lo está la tierra. Por este motivo el autor ha diseñado y propone un proyecto de rescate de la tradición cuexcomatera. ALGUNAS REFLEXIONES La tierra es vida Esta, no es una afirmación retórica para este mo - mento humano depredador de la tierra y el medio ambiente en que vivimos. Agricultor, maíz y cuex - comate surgen de la tierra y a la tierra regresan; la tierra es parte substancial de la naturaleza humana, cualquier intento de alterar este orden trastorna el orden establecido por la naturaleza; eso justifica los esfuerzos por recuperar, restaurar y conservar - los. Desde el primer humano hasta el que apague la última luz, somos producto de un puñado de tierra que más tarde servirá para hacer germinar el maíz, construir su espacio de reserva y el espacio de reser - va humana: nuestra casa personal y común. Casa y cuexcomate son obras de arquitectura post artesa - nal: son obras de tierra y la tierra es vida. Conservar la tierra es conservar la vida. Tampoco esta afirma - ción es una forma literaria. La tierra es la única casa común que tenemos y por extensión, nuestra casa personal, es la única tierra que tenemos: son las úni - cas casas que tenemos como reservas de la vida: la tierra y nuestra casa. Su conservación es la conserva - ción de la vida. La conservación de la casa es la conservación de sus procesos La construcción de la casa fue producto de la tradición artesanal, hasta la llegada de los especia - listas, socios del capital quienes dividieron la cons - trucción entre artesanos y arquitectos: los artesa - nos no formaban parte de esta sociedad capitalista. La tradición crea modelos permanentemente de acuerdo a circunstancias diversas como el clima, la orientación, los materiales, las alturas etc., lo que

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