Número 3
29 sobre cómo gobernar. A los propósitos originales de los CDR se añadieron muchos otros. Los CDR practi - caron actividades de servicios urbanos y rurales, de alfabetización, de salud, de prevención de plagas, de prevención y curación de enfermedades. Constru - yeron redes de comunicación permanente entre las organizaciones del pueblo, y las que abarcaban el territorio nacional. La interacción de los colectivos de esas redes fue una novedad incomprensible para los políticos tradicionales. Fue tanto o más incom - prensible que “el discurso de la verdad” y “la política de la moral”, únicos garantes del pueblo al principio del triunfo de sus vanguardias o avanzadas, y antes de que se diera “esa fuerte disciplina que se impo - ne uno a sí mismo por convicción propia” –de la que hablaba el Che-. La puesta en marcha de todos esos factores explica en gran medida el triunfo y resisten - cia de Cuba. Cabe aquí destacar dos hechos sobre la forma en que el proceso revolucionario no se detuvo en los límites de la Nación sino practicó una nueva política internacional y mundial. A las acusaciones con que el imperialismo tachó a cualquier movimiento popular de la post-guerra de ser “comunista”, se contestó aceptando el término y estableciendo las alianzas que implicaba con los países dirigidos por los par - tidos comunistas. A la novedad de una revolución socialista, que no estaba dirigida por el proletaria - do de los países más industrializados del mundo, y cuyo conocimiento del marxismo era incipiente, y siempre relacionado con el de José Martí --ese ge - nio del pensamiento liberal radical y antiimperialista mas profundo--, se respondió dando nuevas carac - terísticas del diálogo-discusión-disciplina-consenti - da-consenso, que se practican en las redes del go - bierno-pueblo, del estado-pueblo cubano, y que en el mundo inició un nuevo internacionalismo desde las periferias coloniales rebeldes. La organización de la “Tricontinental” y múltiples actos de solidaridad militante incluyeron África, Asia y varias naciones de América Latina. Las misiones de alfabetizadores y médicos cubanos trabajan con un extraordinario profesionalismo en esas regiones del mundo. En cuanto las contradicciones entre lo innovado y lo heredado, lo dialogal y lo autoritario, y otras que aparecen conforme la revolución se vuelve un proce- so prolongado en que no cesan las luchas contra la burguesía y el imperialismo, es un problema crucial que apuntaré al final de este ensayo, en espera de profundizar en él todo lo que merece. Por lo pronto termino este esbozo con palabras de Samir Amin a quien cito en extenso: “Il nous faut comprendre que la polarisation produite par l´histoire du capitalisme réellement existant impose une autre vision de la longue transition (séculaire) du capitalisme au so - cialisme. Cette longue transition doit être, pour les peuples du Sud, constituée de phases successives de déploiement de structures nationales, populaires et démocratiques. Celles- ci sont capables d´associer les exigences contradictoires d´un développement effi - cace des forces productives encore incontournable et celles de la progression, d´étape en étape, de logiques sociales nouvelles, celles du socialisme, en mesure de donner toute leur ampleur au respect de la démocratie en toutes ses dimensions sociales, et de répondre aux exigences de la vie du planète, mena - cée par l´irrationalité de la logique de l´accumulation capitaliste. Le marxisme créateur doit être capable de produire des conceptualisations théoriques et d´inspirer les stratégies de la transition nécessaires au déploiement du socialisme du XXIe siècle. Cuba est bien placé pour cette création humaine”. Mi segundo ejemplo, es el de “los hombres y las mujeres más pequeños del mundo”, el movimiento zapatista de los pueblos indios de México. Apunto un poco, muy poco, la historia de los pueblos mayas que fueron ocupando tierras en poder de los latifundis - tas mexicanos y extranjeros. Pueblos de tzeltales, de tzoziles, choles, tojolabales y otros idiomas, entre los que no excluían el “castilla”, o castellano, esos pue - blos llegaron a ocupar un amplísimo territorio en el sudeste mexicano. A ellos se unieron grupos de jóve - nes rebeldes que, tras algunas derrotas en el Norte y Centro del país, habían hecho un arma de la “mo -
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