Número 2

2 Editorial Consejo Editorial Hortensia De Vega Nova Rafael Gutiérrez Yáñez Gilberto López y Rivas Paul Hersch Martínez Ricardo Melgar Bao Fernando Sánchez Martínez O ctubre bien puede ser el mes de la resistencia alrededor del día 12 frívolamente llamado “el día de la raza”. Porque si alguna causa hemos de feste - jar es la resistencia, que los pueblos neciamente han sostenido en todos los tiempos. Algunas tienen his - torias escritas, otras sólo las guardan en la memoria como los acontecimientos del 68 en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos sólo queda en la memoria de los actores. Serían alrededor de la seis de la tarde, se leían los acuerdos del Consejo Central de Huelga, el patio de enfermería estaba lleno hasta las escaleras que dan a la calle Morelos, los ánimos estaban encen - didos mientras los oradores del consejo de huelga se sucedían uno tras otro; el Consejo Universitario liderado por el Rector Lavín sesionaba conforme se había acordado: un Consejo Universitario perma- nente. De pronto comenzamos a escuchar un sonido sordo que se fue haciendo más claro hasta conver - tirse en un paso uniforme de botas con estoperoles CORRIENTE CRÍTICA DE TRABAJADORES DE LA CULTURA EN EL ESTADO DE MORELOS www.enelvolcan.com redaccion@enelvolcan.com www.semillarubi.com Diseño gráfico SemillaRubí c o m u n i c a c i ó n g r á f i c a Resistencia y memoria descendiendo por la calle Álvaro Obregón, atrás del Jardín Borda: alguien de entre los asambleítas gritó: ¡Son los soldados! Se hizo un silencio gélido que cayó como agua y pareció enfriar los ánimos. ¡Que nadie se mueva! Gritó un miembro del Consejo. Los que quieran vayan saliendo y avisen a sus consejeros lo que está sucediendo. ¡Tac, tac, tac,……!Continuaron los sonidos de las botas rodeando el Jardín Borda, donde estaba la Escuela de Enfermería, lugar de las asambleas: ¡Tac, tac, tac. Ante el desconcierto, el ora - dor del consejo de huelga, nos indico calmarnos, y recomendó avisar al Consejo Universitario, que esta - ba en sesión permanente, lo que estaba sucediendo. Yo me salí para avisar al Arq. Francisco Ramírez Badi - llo, director de la Escuela de Arquitectura y Conseje - ro universitario; después me dirigí al Obispado a avi - sarle a Don Sergio Méndez Arceo lo sucedido quien, con teléfono en mano me dijo con tono de extrema preocupación: ¡Ya estoy enterado! “Voy a hacer unas llamadas, mientras tanto, que los muchachos me es - peren abajo”. Palabras más palabras menos, este fue el tono de la apresurada entrevista. La historia se escribe desde los espacios de po- der, así conocemos my bien el movimiento estudian - til en la ciudad de México, pero poco sabemos de lo que paso en las universidades de provincia donde los En portada: Morelos antes de la llegada de los españoles. Fragmento del mural de José Reyes Meza, en el extinto hotel Casino de la Selva

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