Número 1

14 subalternas, a partir de vincularse estrechamente con los problemas y las demandas de las grandes mayorías populares, con la historia y realidad nacio - nal, con las tradiciones de lucha y resistencia de los diversos sectores del pueblo (como categoría clasis- ta), esto es, enraizarse y nutrirse en el espacio y el tiempo nacionales. La actual transnacionalización neoliberal requie - re de una humanidad indiferenciada, sujeta a las leyes del mercado, secuestrada por el individualis - mo competitivo que proclama la ley del más fuerte (darwinismo social), alienada por el consumismo y el egoísmo posesivo. El capitalismo neoliberal necesita también de la propagación generalizada de un cos - mopolitismo que rehúse la identidad nacional, que renuncie a la defensa de la soberanía, al derecho a la autodeterminación, a la salvaguarda de los recursos estratégicos y naturales de los territorios, a las auto - nomías indígenas, a las democracias participativas, a los saberes locales; y no digamos ya, el socialismo; todo ello en aras de alcanzar el “paraíso terrenal” que significa la sociedad estadounidense proyecta - da como el ideal a realizar por una humanidad de consumidores desclasados, apátridas y apolíticos. Se pretende que el mundo que ofrece la mundialización neoliberal en sus variantes estadounidense y euro - pea, sea el único posible, sin alternativa viable, y que la única opción realista debe ser el conformismo so- cial y la resignación política. Pese a esta maquinaria cultural, ideológica y polí - tica, tiene lugar en el ámbito planetario la resistencia de los explotados: pueblos originarios, afro descen - dientes, mujeres, homosexuales, jóvenes indignados , estudiantes, obreros y aún sectores intermedios que conforman el pueblo nación y se manifiestan contra los efectos depredatorios del neoliberalismo, a los que hay que añadir los vulnerados hoy directamente por la violencia exacerbada actualmente en países que como el nuestro, se les ha impuesto una guerra social, que con el pretexto del narcotráfico, militari - za el territorio, criminaliza la protesta social y ocupa todos los espacios públicos, para incrementar el con - trol oligárquico e imperialista. En la época actual, caracterizada por una profun - dización de las tendencias universalistas del capital, encontramos, paradójicamente, en el campo de lo alternativo, el tránsito de un proceso nacionalitario que busca disolver los vínculos nación-burguesía hacia una entidad nacional de nuevo tipo: popular, multiétnica, pluralista y democrática. El desarrollo de la nación tiende, pues, a romper con los límites y superar las contradicciones de la nación burgue - sa, los cuales se expresan fundamentalmente en la explotación de clases, el racismo, la segregación de pueblos indios, la opresión peculiar de la mujer, la discriminación a grupos de edad, la exclusión de los jóvenes, el control imperialista de nuestras econo - mías y sociedades. Estas contradicciones se dan en el interior de nuestras naciones, y las luchas por su - perarlas constituyen la esencia misma de la cuestión nacional de nuestros días. La disputa por la nación como el espacio donde tienen lugar las resistencias contra el imperialismo y la explotación de clase pasa en primer término por la salvaguardia de la diversidad étnica, regional, nacio - nal y cultural y por el fortalecimiento de las identida - des múltiples y complementarias (ciudadanía, condi - ción de clase, adscripción étnica, militancia política, conciencia de género, etcétera). En la construcción de una nación libre y demo - crática, la cultura, la forma peculiar de ser y existir de los pueblos en sus distintas diferenciaciones étni - cas, regionales, de género y clase, se transforma en un efectivo instrumento de transformación social y de resistencia a la propia opresión cultural, ideológi - ca y política. Esto ocurre no sólo en las expresiones artísticas, sino también en la cotidianidad cultural, en la diaria forma de hacer las cosas frente a la dominación ca- pitalista, en vivir de otra manera , en no participar como actor o cómplice del sistema autoritario en las diversas prácticas de la cotidianidad y la acción política; todas ellas expresiones de resistencia en esa batalla por el mantenimiento y desarrollo de las

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